Los animales lecheros, incluidas las vacas, las ovejas, las cabras y los búfalos, al igual que los humanos, son reservorios naturales de bacterias. Muchas de estas bacterias no son dañinas para los humanos, pero algunas pueden serlo. Los productos lácteos y la leche constituyen importantes artículos de alimentación. Estos son muy adecuados para el crecimiento microbiano. La leche puede contaminarse con bacterias durante o después del ordeño. La leche contiene componentes nutricionales importantes para el crecimiento de los mamíferos y, por lo tanto, también es un medio ideal para el crecimiento de muchas bacterias diferentes. La enfermedad humana por patógenos transmitidos por la leche generalmente se asocia con el consumo de leche cruda o productos elaborados con leche cruda, como quesos frescos. La temperatura juega un papel importante en el crecimiento bacteriano. La pasteurización de la leche antes del consumo destruirá los patógenos y brindará protección contra enfermedades asociadas con el consumo de microbios peligrosos.
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