Ashby S y Beech R
Todos los actores involucrados en la atención de salud son muy conscientes de la bomba de relojería que supone el envejecimiento de nuestro mundo, en el que la demanda supera la oferta incluso en los países más ricos. El Director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha llamado recientemente la atención mundial sobre el hecho de que incluso en los países de bajos ingresos la gente vive más tiempo; sin embargo, añade con insistencia que la longevidad no es suficiente. Para beneficiar a la sociedad en su conjunto, es necesario volver a centrarse en la importancia que tienen los últimos años de vida para las personas mayores, prestando atención a la dignidad y a la buena salud [1].