Nawani Neelem
El vínculo entre las bacterias intestinales y la salud humana está recibiendo cada vez más atención. Las complejas redes y vínculos entre las bacterias gastrointestinales y el huésped dieron lugar al eje microbiota-intestino-cerebro, lo que indica la enorme influencia que este entorno puede tener en los problemas del cerebro y del sistema nervioso central. Los sistemas gastrointestinal, autónomo, inmunológico, neuroendocrino y neuroendocrino interactúan de forma bidireccional con la microbiota para comunicarse con el sistema nervioso central. Los cambios en esta red pueden afectar tanto a la salud como a la enfermedad a través de una variedad de procesos neurológicos, incluida la activación de la función alterada de los neurotransmisores, el eje hipotálamo-hipofisario-suprarrenal y la actividad del sistema inmunológico. Según un nuevo estudio, el eje microbiota-intestino-cerebro puede tener un efecto en los trastornos neuropsiquiátricos de ansiedad y depresión.
Varias enfermedades del organismo, como la obesidad, la diabetes y la inflamación, ya se han relacionado con cambios en la composición de la microbiota intestinal. En este artículo se investigan los efectos de la microbiota intestinal en el funcionamiento del sistema nervioso central, haciendo hincapié en los signos de ansiedad y depresión. Las terapias gastrointestinales modernas destacan la importancia del microbioma en la prevención y el tratamiento de trastornos cerebrales como la ansiedad y la depresión tras analizar cómo el estrés afecta a los sistemas autónomo, neuroendocrino, inmunológico y de neurotransmisores.