Deepa Mukherjee
La salud materna es siempre un motivo de preocupación para los profesionales de la salud. A pesar de los diversos esfuerzos internacionales que se han iniciado para mejorar la salud materna, más de 500.000 mujeres en todo el mundo mueren cada año como resultado de complicaciones derivadas del embarazo y el parto. La mayoría de esas muertes se producen en regiones menos desarrolladas, en particular África y Asia [ 1 ]. Además, cada año, más de 20 millones de mujeres quedan embarazadas, y es probable que alrededor del 15% desarrolle complicaciones que requerirán atención obstétrica especializada para prevenir la inaceptablemente alta morbilidad y mortalidad materna. Estas cifras de muertes dependen en gran medida de la utilización de los centros de atención de salud y su disponibilidad [ 2 , 3 ].