Harina Fátima
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y Médicos Sin Fronteras (MSF) han propuesto recientemente una clasificación de las enfermedades en tres categorías: globales, desatendidas y muy desatendidas. La mayoría de los esfuerzos de I+D de las empresas farmacéuticas se centran en dolencias globales como el cáncer, las enfermedades cardiovasculares y las enfermedades mentales (del sistema nervioso central). Millones de personas en todo el mundo se ven afectadas por enfermedades desatendidas, pero la terapia farmacológica actual es limitada y a veces ineficaz. Además, las personas que viven en condiciones deplorables con sólo los elementos esenciales mínimos para la supervivencia se ven afectadas por enfermedades extremadamente desatendidas. La mayoría de estos trastornos no están incluidos en los objetivos de los proyectos de I+D farmacéuticos y, por lo tanto, quedan fuera del mercado farmacéutico. Las enfermedades infecciosas matan a más de 14 millones de personas cada año, principalmente en los países en desarrollo. Sólo el 1% de los nuevos medicamentos autorizados entre 1975 y 1999 fueron para el tratamiento de enfermedades desatendidas. Estas cifras se han mantenido constantes, lo que indica que se necesitan urgentemente nuevos diseños y síntesis de medicamentos en esos países, y el método de los profármacos es un área prometedora en este sentido. Mejora la comercialización de medicamentos actuales y nuevos al mejorar la actividad y reducir la toxicidad, entre otras cosas. Vale la pena mencionar que el ahorro de tiempo y dinero es fundamental en el desarrollo de medicamentos, y las técnicas de profármacos son de particular relevancia en este sentido.