Roberto Wellington
La tos ferina sigue siendo un problema grave de salud pública. La transmisión del patógeno se ha ralentizado gracias a las altas tasas de cobertura, pero la pérdida de inmunidad sugiere que los adolescentes y los adultos desempeñan un papel importante en la dinámica infecciosa, ya que pueden ser una gran fuente de infección para los neonatos no vacunados o parcialmente inmunizados. Muchas limitaciones afectan al sistema de vigilancia pasiva. La falta de confirmación de laboratorio y las características clínicas únicas de los pacientes contribuyen a subestimar la tos ferina en adolescentes, adultos jóvenes y adultos. Dado que el verdadero impacto epidemiológico de la tos ferina no siempre es evidente, la falta de datos exhaustivos no debería obstaculizar el uso de tratamientos preventivos activos destinados a prevenir el impacto de la disminución de la inmunidad en la tos ferina. En adolescentes y adultos, se debe utilizar una dosis de refuerzo de una vacuna combinada con bajo contenido de antígeno para minimizar el aumento de la edad media de adquisición de la infección. La técnica del capullo puede reducir la probabilidad de infección en los neonatos, aunque todavía hay controversia sobre este punto, y se necesita más vigilancia e investigación para afinar la estrategia preventiva de la tos ferina.